Escucha el ney, y la historia que cuenta,
cómo canta acerca de la separación:
Desde que me cortaron del cañaveral,
mi lamento ha hecho llorar a hombres
y mujeres.
Deseo hallar un corazón desgarrado
por la separación,
para hablarle del dolor del anhelo.
Todo el que se ha alejado de su
origen,
añora el instante de la unión.
[...]
Cuando la rosa se haya ido y el
jardín esté marchito,
no podrás escuchar más la canción del
ruiseñor.
El Amado lo es todo; el amante apenas
un velo.
El Amado está viviendo; el amante es
una cosa muerta.
Ama las voluntades de lo que traen
estas palabras.
[...]
Le pregunté al ney (flauta de caña):
¿de qué te lamentas?
¿cómo puedes gemir sin poseer lengua?
El ney respondió:
Me han separado del cañaveral
y ya no puedo vivir sin gemir y
lamentarme.
Ven, ven, quienquiera que seas;
Seas infiel, idólatra o pagano, ven
Este no es un lugar de desesperación
Incluso si has roto tus votos cientos
de veces, aún ven!
https://www.youtube.com/watch?v=H_eqqgbEI2s
¿Qué puedo hacer, oh creyentes?, pues
no me reconozco a mí mismo.
No soy cristiano, ni judío, ni mago,
ni musulmán.
No soy del Este, ni del Oeste, ni de
la tierra, ni del mar.
No soy de la mina de la Naturaleza,
ni de los cielos giratorios.
No soy de la tierra, ni del agua, ni
del aire, ni del fuego.
No soy del empíreo, ni del polvo, ni
de la existencia, ni de la entidad.
No soy de India, ni de China, ni de
Bulgaria, ni de Grecia.
No soy del reino de Irak, ni del país
de Jurasán.
No soy de este mundo, ni del próximo,
ni del Paraíso, ni del Infierno.
No soy de Adán, ni de Eva, ni del
Edén, ni de Rizwán.
Mi lugar es el sinlugar, mi señal es
la sinseñal.
No tengo cuerpo ni alma, pues
pertenezco al alma del Amado.
He desechado la dualidad, he visto
que los dos mundos son uno;
Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno
llamo.
Estoy embriagado con la copa del
Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida;
no tengo otra cosa que hacer más que
el jolgorio y la jarana.
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