Caldo de filosofía
Cociendo (atendiendo) hasta
lograr el espíritu integro
La ciencia necesita filosofía. Sin semántica no es posible interpretar
teorías y sistemas formales. Sin ontología, conceptos tan básicos como los de
ley, causa, azar, espacio y tiempo permanecen vagos. Sin epistemología no hay
una buena metodología de control adecuado de la observación y la
experimentación, no hay comprensión del conocimiento ni de la diferencia entre
ciencia y charlatanería. Sin ética no hay regulación de la empresa científica
ni valores que orienten el uso de la tecnología. Estos son solo algunos
ejemplos que apoyan la afirmación general de que sin filosofía no hay ciencia.
La ciencia se basa en supuestos filosóficos generales y, a su vez, la ciencia
informa a la filosofía, en un círculo virtuoso. De este apoyo mutuo resulta el
avance del conocimiento. Si la filosofía falla, la ciencia se ve obstaculizada.
Y sin ciencia, la filosofía se degrada rápidamente a una especulación doméstica
basada en el sentido común... en el mejor de los casos.
- Gustavo E. Romero, Scientific Philosophy.
Esa filosofía de museo y esa ciencia de biblioteca no es ni
ciencia ni filosofía si la reflexión no altera nuestro conocimiento solo estamos
repitiendo los conceptos aprendidos no
estamos pensando y si la ciencia no altera esos conceptos con su conocimiento
no es ciencia, sino solo información para llenar los paradigmas ya concebidos.
Pero ¿Desde donde empezar la filosofía, desde donde empezar
nuestra experiencia reflexiva?
Desde la atención siguiendo a la Maestra Simone Weil
“Cualquier ser humano, incluso si sus facultades naturales
fuesen casi nulas, penetra en ese reino de verdad reservado al genio, si
solamente desea la verdad y hace un perpetuo esfuerzo de atención por
alcanzarla. Se convierte entonces en un genio, incluso si, por carecer de
talento, este genio no pueda ser visible al exterior”1
¿Qué es la atención?
“La atención consiste en suspender el pensamiento, en
dejarlo disponible, vacío y penetrable al objeto, manteniendo cerca del
pensamiento, pero en un nivel inferior y sin contacto con él, los diversos
conocimientos adquiridos que deban ser utilizados […]. Y sobre todo el
pensamiento debe estar vacío, a la espera, sin buscar nada, pero dispuesto a
recibir en su verdad desnuda el objeto que va a penetrar en él”.
De este modo, la atención “no consiste en ‘resolver’
problemas ni ‘plantearlos’; sino en contemplarlos”. Es una mirada a distancia,
es vaciar el pensamiento y permanecer inmóvil sin intentar apropiarse de las
cosas ni “interpretarlas, sino mirarlas hasta que la luz brote”19. Con la
atención se aprende, primero, a vaciar el pensamiento para deshacerse del ruido
interior, de los propios fantasmas, de las distracciones, para escuchar la
realidad y actuar de acuerdo a ella. Luego, se aprende a mirar atenta y
pacientemente, sin precipitarse, esperando a que la realidad aparezca y brote
como la luz. La mirada a distancia permite diferenciar lo real de lo ilusorio,
lo que es en sí de lo que produce el “yo”. De ahí que la atención debe ser “una
mirada y no un apego” porque “el apego es fabricador de ilusiones, y quien
quiere lo real debe estar desapegado”20. Pero la capacidad de atención, el
aprender a mirar, no es algo que surja de la noche a la mañana, se requiere de
un aprendizaje que se desarrolla a través del tiempo. Y el mejor medio para
comenzar a ejercitar la atención, como bien muestra S. Weil, es en los
estudios. III. LOS ESTUDIOS ESCOLARES COMO FORMACIÓN DE LA ATENCIÓN Y
PREPARACIÓN PARA LA ORACIÓN
“Estudiar sin ningún deseo de obtener buenas notas, de
aprobar los exámenes, de conseguir algún resultado escolar, sin ninguna
consideración por los gustos o aptitudes naturales, aplicándose de la misma
manera a todos los ejercicios, pensando que todos sirven para formar esta
atención que es la sustancia de la oración. En el momento en que uno se aplica
a un ejercicio, hay que tratar de realizarlo correctamente, porque esta
voluntad es indispensable para que haya verdadero esfuerzo. Pero a través de
este fin inmediato, la intención profunda debe estar dirigida exclusivamente
hacia el acrecentamiento de la capacidad de atención para la oración […] Poner
en los estudios esta única intención excluyendo cualquier otra es la primera
condición para su buen uso espiritual. La segunda condición es la de obligarse
rigurosamente a mirar de frente, a contemplar con atención, durante largo rato,
cada ejercicio escolar fallido, en toda la fealdad de su mediocridad, sin
buscar ninguna excusa, sin olvidar ninguna falta ni ninguna corrección del
profesor, y tratando de remontar al origen de cada error”.
IV. LA ORACIÓN COMO “ESPERA” DE DIOS Si a partir de los
estudios se formara la atención, con el tiempo se progresaría en la manera de
captar la realidad, se aceptaría tal cual es y se tendría una mirada más justa
hacia el mundo, hacia el prójimo y hacia uno mismo. También aumentaría la
capacidad de orientar toda la atención y amor hacia una “realidad situada fuera
de este mundo” que responde a la “exigencia de un bien absoluto” que habita en
el corazón de todo hombre y de la que desciende “todo el bien susceptible de
existir en este mundo, toda belleza, toda verdad, toda justicia, toda
legitimidad, todo orden, toda subordinación de la conducta humana a
obligaciones”34. Es decir, el desarrollo de la capacidad de atención se vería
reflejado en la intensificación de la capacidad de oración. De este modo,
aunque los ejercicios escolares desarrollen “una parte menos elevada de la
atención. Sin embargo, son plenamente eficaces para incrementar la capacidad de
atención que estará disponible en el momento de la oración, a condición de que
se realicen con este fin y solamente con este fin
Para Simone Weil “la atención, en su más alto grado, es lo
mismo que la oración. Supone la fe y el amor”36. La atención que es libre de la
influencia de la propia imaginación y que es totalmente pura “es la atención
dirigida a Dios, que está presente en la medida en que hay atención”37. Se
trata simultáneamente de una atención que es oración y de una oración que “está
hecha de atención” . La atención como oración que en términos weilianos es una
atención “sobrenatural”, manifiesta un deseo de verdad y bien. Pero este deseo
no es sinónimo de una pretensión por adueñarse o buscar la verdad y el bien
como si se tratase de un trofeo. El deseo no es un apego a un bien determinado
ni un interés por llenar espacios vacíos, resolver problemas o recibir un bien
específico. El verdadero deseo de verdad y bien es movido por la gracia y se
orienta hacia un Bien absoluto que no corresponde con ningún objeto preciso y
que es, en sentido kantiano, una “finalidad sin fin”. Dicho en otros términos,
el deseo de verdad y bien manifiesta explícitamente el deseo de Dios. La
atención sobrenatural implica, además del deseo de verdad y bien, no una
búsqueda, sino una espera desinteresada y gratuita de Dios, del supremo Bien.
Porque, como manifiesta S. Weil, es “solamente en Dios que se puede pensar con
la plenitud de la atención” y “solamente con la plenitud de la atención se
puede pensar en Dios”39. De ahí que “solo la parte más elevada de la atención
entra en contacto con Dios, cuando la oración es lo bastante intensa y pura
para que tal contacto se establezca”
Cuando no se dirige a Dios una atención religiosa y
sobrenatural, se está dirigiendo la atención a algo que no es Dios y se corre
el riesgo de caer en la idolatría de bienes pasajeros41. Para no caer en esta
idolatría, es importante – siguiendo a S. Weil– “vaciar el deseo de todo
contenido, la finalidad de todo contenido” con el fin de dirigir “la plenitud
de la atención a nuestro deseo puro, vacío”. Porque “solo el deseo sin objeto
está vacío de imaginación. Y hay presencia real de Dios en todo lo que no está
cubierto con la imaginación”44. Para lograr vaciar el deseo, el alma humana
necesita tener su propio espacio de silencio y soledad. Debe también renunciar
a los deseos que le imponga el “yo” y a la influencia de la colectividad. Solo
de este modo podrá posibilitarse “el paso a grados de atención cada vez más
elevados”. El más alto grado de atención conlleva, en última instancia, a una
cierta renuncia al propio egoísmo y a dejar de intentar proyectarse en el mundo.
Esta renuncia consiste en vaciarse de sí mismo para poderse llenar de aquello
que viene de fuera y orientar la mirada a lo que no es el “yo”. Hacer el vacío
es detener a la imaginación que intenta llenarlo y prepararse para recibir lo
que no han producido las propias facultades. Es estar disponible para recibir y
llenarse de lo que viene de fuera, para acceder a lo real y en última
instancia, acoger la verdad y el bien. Como señala Vetö, “la atención que se
propone aprender algo es siempre una atención al vacío que espera que algo
aparezca, se revele, se manifieste”. La atención al vacío en la oración es
adoptar una actitud de espera, una disponibilidad interior en la que el
pensamiento se libera de sus propias producciones. Como subraya S. Weil, “los
bienes más preciados no deben ser buscados, sino esperados. Porque el hombre no
puede encontrarlos por sus propias fuerzas, y si se pone en su búsqueda,
encontrará en su lugar falsos bienes de los que no sabrá discernir la
falsedad”.
Pero la actitud de espera que se adopta en la oración no es
sinónimo de inmovilidad o pasividad total en donde el pensamiento permanece
inactivo e indiferente frente a su objeto. Se trata más bien de un tipo de
“vigilancia”50 presente en la parábola del siervo que “vela y escucha” y está
atento para el momento en que llegue su amo a tocar la puerta51. De acuerdo a
S. Weil, en la oración se imita la paciencia del siervo que espera y que sin
importar las dificultades y obstáculos que se le presentan, permanece firme y
perseverante, espera pacientemente a pesar de las adversidades “y de todos los
golpes con los que se trata de hacerlo mover”52. Gracias a la paciente espera
del siervo, su amo al volver tendrá un “exceso de ternura” hacia él, porque lo
que hace que el siervo sea amado por su amo “es únicamente la vigilia, la
espera y la atención”53. En este sentido, orar no es pretender alcanzar algo
que sea acorde con los dictados de la voluntad, porque –como señala S. Weil–
“la voluntad no abre las puertas de lo sobrenatural”54. La atención como
oración “no [está unida] a la voluntad, sino al deseo”55. Es decir, la oración
manifiesta un profundo deseo de bien en donde el alma está en una situación de
espera, disponibilidad y preparación para escuchar lo que Dios quiere de ella.
Al mismo tiempo, orar es experimentar una esperanza paciente y perseverante, en
la que misteriosamente se siente una alegría interior por aguardar un bien que
es una plenitud para el alma. La oración no consiste en repetir fórmulas de manera
irreflexiva o en decir palabras vacías. Tampoco implica liberarse de toda
palabra y permanecer en silencio o en un estado de contemplación. En la oración
están unidos la palabra y el silencio, la palabra y la contemplación. Esto es,
la oración es el vínculo entre lo que se ve y no se ve, entre lo que se escucha
y no se escucha. La oración necesita del mínimo de palabras que abran al
silencio y a la contemplación. Un ejemplo en S. Weil de la palabra que la lleva
al silencio es cuando recita el poema Love de George Herbert. Este poema lo
recita con toda su atención, como una oración, durante sus crisis de migraña.
Las bellas palabras del poema la transportan a la oración y esta le abre las
puertas a una atención suprema que la conduce a lo indecible, a lo que no es
controlado por las facultades y que escapa a la imaginación. S. Weil
experimenta la gracia de un Amor que sobrepasa el gozo que proporciona la
belleza del poema y el sufrimiento causado por los dolores de cabeza. Así lo
manifiesta la autora al Padre Perrin: “He aprendido [el poema] de memoria y a
menudo, en el momento culminante de las violentas crisis de dolor de cabeza, me
he dedicado a recitarlo poniendo en él toda mi atención y abrazando con toda el
alma la ternura que encierra. Creía recitarlo solamente como un bello poema,
pero, sin que yo lo supiera, esta recitación tenía la virtud de una oración.
Fue en el transcurso de una de estas recitaciones que, como ya le he escrito,
Cristo mismo descendió y me tomó”56 . Otro ejemplo es cuando la autora
experimenta la unión de la palabra con la contemplación al recitar con toda su
atención el Padre Nuestro, en donde las palabras “arrancan [su] pensamiento de
[su] cuerpo y lo transportan a un lugar fuera del espacio en donde no hay
perspectiva ni punto de vista”57. En S. Weil es evidente que conforme se dilata
su experiencia espiritual y su atención se vuelve oración, el deseo de Dios se
vuelve cada vez más explícito. Su atención como oración hace que la verdad
venga a ella, como un “don”, sin haber provocado o planeado su llegada, sin la
participación de los sentidos o la imaginación58. Su atención como “espera” de
un Bien absoluto, la llevó a la experiencia de Cristo, ne aquí el misterio
pascual recreado:
1→0→1→0→1→0→1→0→10
Pero ¿Cómo empezamos nosotros nuestro caldo?
Empecémoslo con la parábola más simple la parábola de los
talentos
Porque
el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos
y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco
talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y
luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido
cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos,
ganó también otros dos. 18 Pero el que había
recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el
señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido
cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. 22 Llegando también el que
había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí
tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo
y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. 24 Pero llegando también
el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro,
que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y
escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo:
Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde
no esparcí. 27 Por tanto, debías haber
dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío
con los intereses. 28 Quitadle, pues, el
talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y
tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Comprendamos esta parábola desde la analogía del
viaje al Cairo, cuento que relatamos en este post http://adagioalamor.blogspot.com/2024/04/la-cocina-del-sabor-espiritual-desde-la.html
Donde hay que salir para encontrar el gran tesoro que siempre estuve en nosotros,
eso es justamente la dialéctica yo salgo a dialogar con el otro y luego vuelvo a mi logrando una nueva síntesis
de mí mismo, el conocerme es un recrearme , pero solo hay recreación si he
muerto a mi conciencia y luego resucito en Dios y es ahí donde mis talentos se
multiplican.
Y entonces salgo en la oración gracias a mi atención
y vuelvo a mi he aquí la recreación de la experiencia cero que no es otra cosa
que el misterio pascual pero ahora simbolizado en un rito, ene l rito de la
oración, el problema es que el rito no necesariamente me lleva a la experiencia
cero visto desde fuera se convencionaliza es decir se hace conveniente para el
poder de turno, por este es necesario
recrear el rito en el mito para volver a la experiencia cero:
Veamos este mito Nórdico de la niña de la luz
Ragnarök[editar]
Artículo
principal: Ragnarök
La visión nórdica antigua del
futuro es sombría. En el final, según se creía, las fuerzas del mal y el caos
sobrepasarían en número y vencerán a los divinos y guardianes de los hombres
del bien y el orden. Loki y sus monstruosos hijos romperán sus ataduras; los
muertos navegarán desde Helheim para atacar a los vivos. Heimdall, el vigilante de los dioses,
convocará a los anfitriones celestiales con un bramido de su cuerno. Tras esto,
seguirá una batalla final entre el orden y el caos (Ragnarök), que los dioses
perderán, ya que ese es su destino. Ellos, conscientes de esto, juntarán a los
mejores guerreros, los Einherjer,
para pelear de su lado cuando el día llegue, pero, finalmente, serán incapaces
de prevenir al mundo de descender en el caos del cual una vez emergió; los
dioses y su mundo serán destruidos. El mismo Odín será engullido por el lobo Fenrir.
Sin embargo, habrá unos
pocos supervivientes, ambos humanos y divinos, que poblarán el Nuevo Mundo,
para volver a empezar el ciclo.
Y es que hay una niña de la
luz que logra domesticar al lobo Fennir ella es una mortal que logra desde su espíritu
ascender al mundo de los dioses y devolver el equilibro entre el caos y el orden.
He aquí el espíritu absoluto
en la niña de la luz, el mito no se ha contado como un ejercicio hermenéutico,
sino como la superación de toda interpretación para que vivas la trasferencia
con humildad en lo real y crees
realidad.
Históricamente el espíritu absoluto
se da en la revelación de Cristo Como el rey de reyes y señor de señores y su realidad en el reino de Dios.
https://www.youtube.com/watch?v=ioMYiUOC2mk
Pero perdida la transferencia lo que queda en la súper
estructura es el símbolo, que es la simbiosis entre este mundo y el otro, pero
que se convencionaliza hasta ser el símbolo del imperio, que en su
infraestructura se rige por la lógica del dominio esclavista.
Recuperar la transferencia que se produce en el proceso de la
atención y su donación y creación, es urgente y entonces surge el espíritu revelado,
los más sensibles acumulan yse conmueven internamente y de pronto revelan
elaborando artificios, ideoelectos musicales, dancísticos, poéticos, plásticos, teatrales cada vez con mayor
virtuosismo ahí está la experiencia cero:
Hacer pan
Había una fiesta, dada por un Rey
Este vio pasar a un sabio erudito
“Hacedle pasar y dadle un poco de este buen vino”
Los criados, que son las musas, salieron corriendo y
trajeron al hombre a la mesa del rey
Pero este hombre no
se quiso inspirar es decir no tomo el vino
En más dijo que antes bebería veneno
Esto es lo que sucede en la mesa de Dios
Aquel que ha oído hablar del amor extático
Sin llegar a probarlo, nunca desbarata el banquete
Más alguien oro y el erudito bebió
Empezó entonces a
cantar y a contar chistes ridículos
Al salir al jardín se encontró con una mujer
Y sus almas se entrelazaron empleándose al fondo ene l suelo
¿Habéis visto a un panadero enrollar la masa?
Primero la amasa con suavidad y después con más fuerza
La golpea sobre la tabla y la masa gime delicadamente en sus
manos
Después la estira toda y hace un rollo plano
Eso lo troncha en varios trozos que vuelve a extender
En láminas más finas
Entonces le añade agua y lo mezcla bien.
Después le echa sal un poco más de sal
Seguidamente y con delicadeza le va dando forma
Hasta que consigue la figura final
Y la mete en el horno que ha calentado previamente
Este es el proceso de toda la cultura y de todos sus
artefactos
Aun más en la guerra donde los guerreros también se abrazan
Haciendo pan.
Pero el proceso también se convencionaliza y son pocos los
que beben del vio de Dios.
Así en la supúr estructura queda el artificio vacío, lo real es un artificio lleno de vino
su realidad son todas las formas en el reino de Dios, pero la realidad de un
artificio sin vino es una infraestructura feudalista en una estructura aristocrática con una peor lógica
de domino, asi se llamen los mejores, ¿Comprendes? La clave está en cruzar el espejo, en creer en tu transferencia
y entonces el símbolo como verdadera unión absoluta, absuelta libre, el
artificio con vino, como creación sexual espiritual de pan pero si no crees
como un niño en la transferencia, entonces tu símbolo solo es símbolo de la lógica
de domino del mundo y tu arte es solo vanidad de su poder que en el fondo es
impotencia, urge más tiempo de cocción para nuestro caldo he aquí el espíritu subjetivo
¿Qué propone Simone Weil? No es una filosofía
esencialista, no es una filosofía existencialista, no es la religión de la
sustancia trascendente del motor inmóvil imperturbable ni la potencialidad
inmanente, no es el arte apolíneo ni Dionisiaco, no es idealista ni
materialista y mucho menos este es un método fenomenológico o psicoanalítico es
más bien noúmenologia pura, solo hay que llevar la atención a un gran nivel y
se produce lo que se produce en el psicoanálisis la transferencia y ves a tu
padre y a tu madre y hermanos en todos y si atiendes te darás cuenta que has
superado a tu imaginación, a tu entendimiento y a tu razón, tu estas creando la
realidad, tu eres el caldo y la presa en el caldo y quien se va a comer el
caldo ¿Dirás lo estoy imaginando? No,
simplemente has dejado que el espíritu se transfiere y entonces hay personas,
sujetos con los que estas biotejido en amor y los cuidas ¿Puedes comprender?
Lo que viene luego es el espíritu objetivo donde desde una cibernética
del tercer orden traspasas los bucles transferenciales, logrando un día nuevo, y
es que la modernidad que logra el espíritu subjetivo, con su democracia y todo se
convencionaliza como el pero de todos los sistemas el sistema capitalista, por
esto urge, un espíritu objetivo que rompa con la lógica de dominio recre
nuestras relaciones sociales, regresándonos a la comunidad, el problema es que
la violencia retroalimenta más violencia, pero no se imaginen que la transferencia
al ver a todos como una familia es algo
dulce , las familias develan con todo su poder la esquizofrenia paranoica destructiva y sufre la histeria neurótica creativa,
pro esto se hace necesario el anti espíritu que desde la nada se invierte en lo
indeterminado en aquello que aparente un tránsito pero realmente no va a ningún
lado, es la deconstrucción, todo queda descentrado todo queda como desarmado pero
no analíticamente no es una destrucción es la realidad sin conciencia que la
destruya o construya ya no hay más locura pero el precio que se paga es la
muerte espiritual el mundo deconstruido es un mundo de zombis si podemos cocer
un poco más el caldo llegaremos al algoritmo he aquí el espíritu desintegrado
se simula una integración en la red , pero la gente deja de transferir de creer
y de crear es el mundo de la pos verdad.
Por esto es tan importante de que creas que puedes superar
tu propia conciencia de que creas que el ejercicio hermenéutico puede ser
superado y que detrás de toda creación hay una revelación y entonces la
sincausualidad, la sincronicidad , la sintransferencia la sintergia,
revelando al sinsein el ser integro en un espíritu integrado aquí se logra la
comunión, se hace pan, se toman bueno caldos se trapasan bucles traferenciales
se supera lo indeterminado, se vuelve de la muerte algoritmica acabando con su
necro política, es decir se entra al día de Dios, como siempre debimos de
entrar como niños a los cuales se les sirve el más sustancioso caldo que ellos
ha creado, recuerda y atiende cada vez que digas ser lo estas creando más son
pocos los que saltan al otro lado del espejo, desde el que se crea todo nuestro
mundo.
Si deseas lo que puede conceder
La realidad visible, eres un empleado.
Si deseas el mundo invisible no estás viviendo tu verdad
Ambos deseos son una nimiedad
Pero se te perdonara el haber olvidado
Que lo que realmente deseas
Es la abrumadora dicha del Amor
Arriésgalo todo por amor
Si verdaderamente eres un ser humano
Si no márchate de esta reunión.
Las medias tintas no alcanza la majestuosidad
Partes en busca de Dios pero después
Te detienes largo
tiempo en posadas mezquinas
Al bajar por los rápidos sentado en una barca
Los árboles de la orilla parecen moverse a gran velocidad.
Pero lo que realmente cambia a nuestro alrededor
Es más bien la velocidad con que nuestra embarcación
(reflexión)
Va dejando este mundo.
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