De la conciencia de clase a
una conciencia ontológica
Sin conciencia de clase
mi pareja no es mi pareja, solo una chica que no sabe a donde va. Sin
conciencia de clase, tus amigos son gente que pasa el rato. Sin conciencia de
clase un animalista es un sentimental que ama a los perritos y una feminista
una chica que juega al fashion look de trapos a colores, la peluquería
dominante fucsia y la creencia de que la realidad cambiará por una ausencia de
depilación. Sin conciencia de tu posición en la distribución del trabajo y la
riqueza solo eres una marioneta, un producto de mercado, una mercancía en el
bolsillo de alguien. El mundo también forma parte de la división del trabajo y
américa es para el imperio el socavón, el mar con peces, la tierra con
productos trabajados por esclavos y un gremio de testaferros dueños de
concesiones cuyas vidas ocurren al margen de la producción y el trabajo y sus
familias endogámicas producen estúpidos con riqueza.
Javier Arévalo
Sin
conciencia ontológica no hay conciencia solo ideología
Javier le puso un me gusta a mi comentario, lo que a mí me deja claro que no lo entendió
Para comprender que es una conciencia ontológica
comprendamos lo que es la deconstrucción mirando este video:
https://www.facebook.com/reel/1070271647851659
Y entonces la deconstrucción es todo lo que la repuesta
intenta callar
Pero supongamos que no
subrayo nada o que subrayo todo entonces todo daría lo mismo es decir nada
importaría.
Entonces la cuestión no
es dejar de subrayar sino pensar porque subrayo esto y no el resto y para
saberlo pasar a subrayar el resto dejando se subrayar lo uno es decir lo
primero que hemos subrayado y entonces surgirá un conflicto entre lo subrayado
primero y lo subrayado segundo es decir entre lo uno y la diferencia más si nos
damos cuenta son lo mismo ambos son solo algo que se hace fondo y centro según
nuestra cibernética.
Christian Franco
Rodriguez el conflicto nunca termina. Es
circular
Christian Franco
Rodriguez no es conflicto todo lo contrario
Laura Alesandretti siempre
es conflicto. Si no hay conflicto no hay comprensión
Laura Alesandretti Por
supuesto la deconstrucción no intenta ninguna dialéctica sino desmontar toda
posibilidad de código binario donde se establezca un centro o un fondo más solo
redecontruyendo conprendiendo que lo uno y la nada son lo mismo es que el
conflicto entre lo uno y la diferencia puede superarse ya que al multiplicar la
diferencia siempre habrá un centro, es decir siempre estaremos subrayando.
Gabriela Piccini puede
haber compresión sin conflicto
Laura Alesandretti Yo
pienso que no, puede haber análisis, puede hacer cuestionamientos y hasta
diversas interpretaciones pero la compresión se da cuando se vislumbra una
salida al conflicto
Pero claro los posestructuralistas insistirán de que no hay
conflicto sino múltiples diferencias, esto parte de Heidegger si leemos el
Dasein como un encontrarse más allá del
dasman (de lo ser uno más del promedio), realmente no hay conflicto, pero en la
realidad la cibernética del sistema no dejara que ocurra una diferencia y
habrá conflicto, más la ontología de
Heidegger quería superar la unidad metafísica no entrar en conflicto con ella
porque de hacerlo su ontología se quedaría atrapada en la tensión con la
metafísica lo cual es inevitable el
conflicto entre lo uno y lo múltiple se dará de todas maneras y solo
profundizando nuestra conciencia ontológica nos daremos cuenta que lo uno y lo
múltiple son lo mismo claro en tanto superemos la herida que se causó subrayando a uno y no a otros.
Dostoyevsky lo comprende muy bien
https://www.youtube.com/watch?v=RaMzd1nRqHo
La libertad humana no es absoluta es una libertad mediada
por distintas determinaciones y solo puede ser absoluta en Dios en tanto en él
se supera la herida de toda mediación por lo mismo la conciencia ontológica
siempre será conciencia ontoteologica porque solo en Dios los subrayados y no
subrayados se dan cuenta que son lo mismo, perdonándose y superando todo
cibernética es decir todo subrayado.
Pero analicemos ahora el subrayado marxista y su cibernética
tratando de superar su gran problema ya que al no querer saber nada del fondo onteoteológico se
quedan en el conflicto entre un subrayado rojo
y uno negro fascista o uno azul liberal impidiendo tanto la unidad como
la diferencia es decir el marxismo es el subrayar del conflicto.
Repitamos la cuestión para descubrir más claramente la
posición metódica de Marx. No se trata de que las categorías o el orden del
pensar produzcan la realidad (Hegel). No se trata de pensar que la realidad se
manifiesta ya claramente en la representación plena (empirismo). No se trata
tampoco de confundir el orden del pensar (categorías) con el de la realidad (en
esto tiene razón Proudhon cuando distingue ambos órdenes). Pero tampoco debe
pensarse que ambos órdenes están absolutamente separados, lo que determinaría
que el orden de la sucesión o movimiento de las categorías es efecto del puro
orden del pensar (idealismo, al fin). Pero tampoco puede pensarse que el orden
de las categorías está determinado por su aparición en la historia (primero las
categorías más antiguas y posteriormente las más modernas). No. El orden de las
categorías (orden del pensar teórico, que surge de la realidad pero no se
confunde con la realidad) debe estar determinado por su posición sincrónica y
esencial en la moderna sociedad capitalista. De esta manera el orden de las
categorías (aunque sea un orden teórico) reconstituye la realidad en un orden
abstracto, surgiendo desde la misma realidad (no desde las ideas). Pero la
realidad a la cual el orden de las categorías hace referencia es la totalidad
concreta, con múltiples determinaciones, que es la moderna sociedad burguesa.
Veamos esto por partes. En primer lugar, las categorías no son puras ideas que
surgen de las ideas; ni son la realidad misma: Las categorías económicas…
expresan formas de ser (Daseinsformen), determinaciones de existencia
(Existenzbestimmungen), a menudo simples aspectos de esta sociedad determinada
(27,26-31; 26,41-45). Lo real (“la moderna sociedad burguesa en este caso es
algo dado tanto en la realidad (Wirklichkeit) como en la cabeza”; ibid.) es el
punto de partida de la abstracción. En lo real, las determinaciones son
momentos de su existencia, formas de ser de la misma sociedad. En cuanto
abstractas son ya fruto de un acto
analítico de separación metódica. Las determinaciones abstractas, en tanto
definidas, son “conceptos”, y en cuanto “instrumentos” o “mediaciones”
interpretativas, son categorías. El orden que guardan entre sí las categorías
es el mismo orden real que guardan las determinaciones como momento de la
realidad de la sociedad burguesa concreta. Por otra parte, al comprender la
realidad de la sociedad burguesa comprendo al mismo tiempo la realidad de las
sociedades anteriores menos complejas. Pero, y es esencial, no puede
confundirse la estructura de la sociedad burguesa con el “orden natural” de la
economía válida para todas las épocas –es el fetichismo en el que caen los
economistas burgueses: La sociedad burguesa es la más compleja y desarrollada
organización histórica de la producción. Las categorías que expresan
(ausdrücken) sus condiciones y la comprensión de su organización permiten al
mismo tiempo comprender la organización y las relaciones de producción de todas
las formas de sociedad pasadas… [Sin embargo] ellas pueden contener esas formas
de un modo desarrollado, atrofiado, caricaturizado, etc., pero la diferencia
será siempre esencial (wesentlichem Unterschied) (26,23- 27,5; 25,43-26,23). Si
tomamos por ejemplo el trabajo, podemos comprender que se trata, en primer
lugar, de una determinación real del ser humano. Al mismo tiempo se tiene del
trabajo una representación cotidiana plena, confusa e imprecisa. Se puede
efectuar una abstracción y considerarlo como objeto de un análisis teórico;
alcanzaría así el estado de ser, por una parte, una determinación abstracta, y, por otra, un
concepto. El “trabajo en general” es el fruto de una abstracción: Esta
abstracción del trabajo en general no es solamente el resultado espiritual de
una totalidad concreta de trabajos… [sino que es también] la indiferencia ante
un trabajo determinado que corresponde a una forma de sociedad (25,30-32;
25,10-13). El trabajo real, concreto, el del panadero, es un trabajo
“determinado” –determinado por la “determinación” de la técnica y el arte de
hacer o fabricar panes. Si se abstrae del trabajo del panadero el que sea un
“determinado” arte o técnica (la técnica de “hacer panes”) se obtiene un
trabajo indeterminado, indiferenciado, un trabajo abstracto: un trabajo “en
general”. Este trabajo en general (determinación esencial abstracta) no es la
suma de todos los trabajos reales (“totalidad concreta de trabajos”), sino la
“esencia” del trabajo como trabajo, en cuanto tal: la “laboriosidad” esencial
abstracta que comprende todas las determinaciones o notas de todo aquello que
se denomina en concreto y realmente “trabajo”. El “concepto” de trabajo es el
fruto de un análisis de sus determinaciones esenciales (tal como Marx indicó en
el caso de la “producción”). Sólo después de tener un “concepto” del trabajo
podemos constituirlo en “categoría” económica: El trabajo parece ser una
categoría totalmente simple… Un inmenso progreso se dio cuando Adam Smith
rechazó todo carácter determinado de la actividad creadora de riqueza,
considerándola simplemente como trabajo (Arbeit schlechthin) … Con la universalidad abstracta (abstrakten
Allgemenheit) de la actividad creadora de riqueza, se da al mismo tiempo la
universalidad del objeto determinado como riqueza (als Reichtum), como producto
en general…” (24,30-25,13; 24,13-37). Para Marx la partícula comparativa “como”
(als) tendrá una significación ontológica fundamental, ya que expresará, en su
momento, la subsunción (Subsumtion) o acto por el que una parte es asumida por
el todo. Sin embargo, aquí el “como” (entre los clásicos latinos el ut o in
tantum) viene a indicar la reduplicación abstracta: el trabajo como trabajo (la
“laboriosidad”), el producto como producto (la “productualidad”). La relación
indeterminada, indiferenciada (téngase en cuenta el sentido hegeliano de las
expresiones) del trabajo-objeto, pareciera ser el horizonte categorial más
simple y primero de toda la economía política moderna. Es así que se habla de
la “abstracción de la categoría trabajo, el trabajo en general” (25,41-42;
25,21-22). Luego de haber descrito los diversos planos (determinación real,
representación confusa, determinación abstracta, concepto y categoría) es
necesario volver sobre la cuestión del “orden” dentro del cual deben ser
tratadas las categorías. Pareciera, por ejemplo, que la “renta del suelo” (una
categoría económica) debiera ser la primera, ya que la agricultura se encuentra
presente en todas las formas de producción y desde las más antiguas. Si así
fuera, comenzaría (origen) siguiendo el orden del tiempo (la historia). Pero
Marx se opone diciendo: En la sociedad
burguesa ocurre lo contrario. La agricultura se transforma cada vez más en una
simple rama de la industria y es dominada completamente por el capital” (28,26-29;
27,31-34). Históricamente se podría comenzar por la “categoría” renta del suelo
(diacrónicamente), pero en la sociedad burguesa, por ejemplo, la categoría
capital es anterior a la renta del suelo –ya que la funda en la realidad
histórica y la explica teóricamente (sincrónicamente): No se puede comprender
la renta del suelo sin el capital (28, 33- 34; 27,37-38). De esta manera “el
capital... debe constituir el punto de partida” (28,35-37; 27,38-41). Pero el
capital es una categoría “compleja “, o “más concreta” que la más “simple” o
“abstracta” de trabajo. Por ello, aunque el capital deba exponerse antes que la
renta del suelo (porque está supuesto y la explica), antes que el capital
habría que comenzar por el trabajo (y otras categorías simples) para llegar al
capital como resultado. Además de la descripción esencial de una categoría y el
descubrimiento del lugar que ocupa en el orden de la exposición (que es análogo
al lugar que ocupa en la moderna sociedad burguesa, en la realidad), se puede
todavía descubrir “las distintas posiciones (Stellung) que ocupan las
categorías en los diversos estudios (Gesellschaftsstufen) de la sociedad”
(29,18- 20; 28,22-23).
Para resumir, provisoriamente, podemos indicar entonces que
las categorías más simples (determinaciones abstractas o conceptos construidos)
pueden, por su parte, constituir categorías más complejas (así la categoría
trabajo puede constituir un supuesto de la categoría dinero, y la categoría
dinero constituye por su parte un supuesto del capital). Y las categorías más
complejas o concretas (“totalidad construida en general”, nivel 4 del esquema
5) pueden explicar, por medio de las categorías que la componen (por ejemplo
“capital constante” o “capital variable”), a la “totalidad concreta histórica explicada”
(nivel 6), la moderna sociedad burguesa. Las categorías son así elementos o
mediaciones de construcción (constitución) o explicación; momentos
hermenéuticos esenciales del método. Marx será sumamente cuidadoso en la
construcción de las categorías y en el establecimiento de su orden. Desde ya
podemos indicar que los tomos II y III de El capital no pudieron ser terminados
porque la construcción y el orden de las categorías, que eran los temas de esos
libros, no pudieron ser claramente expuestos. Y cuando Marx no tenía “ante los
ojos” la totalidad de la cuestión a ser expuesta (es decir, todas las
categorías necesarias y su orden respectivo) con extrema precisión, no cometía
la irresponsabilidad de editar lo todavía confuso. Marx es un genial ejemplo de
metodicidad, de propia exigencia intelectual, de extrema responsabilidad ética:
era un teórico revolucionario que asumía su función propia con la misma
disciplina con la que un albañil fabrica una pared perfectamente vertical (y
cumpliendo las reglas del arte), o con la que un sindicalista prepara una
huelga en la que arriesga su vida.
El proudhonismo tenía cada vez más fuerza en el movimiento
obrero y era necesario mostrar sus falacias. Marx “entra” entonces en sus
investigaciones instigado por la realidad social (la praxis del mundo obrero le
impulsa a clarificar cuestiones “teóricas”, como intelectual orgánico que era).
Pero, al mismo tiempo, la crítica al monetarismo (“dinerarismo”) de Alfred
Darimon constituyó como la ocasión de “ir calentando la máquina” –acción
matutina de todo chofer de auto– para que su propio discurso fuera tomando
consistencia; al comienzo con vacilaciones y después paulatinamente con más
decisión. El “punto muerto” en el que había caído el Cuaderno M nos muestra
cierto desconcierto acerca de “por dónde empezar”. La cuestión del “dinero” le
había preocupado siempre, y aun le
parecía que era el “punto de partida” más lógico de la economía –aunque por
“moda” había iniciado la reflexión en el Cuaderno M por la producción. Lo cierto
es que descubrirá muy pronto que esa no era la categoría más simple por donde
se debía iniciar el discurso. Ésta será, quizá, su primera conclusión en vista
al “orden de la exposición” posterior –ya que, de todas maneras, el tratado
sobre el dinero en los Grundrisse era el primero de cuatro que escribiría en
diez años Marx “entra” por el dinero en
su discurso, pero rápidamente comienza a descubrir los supuestos (lo “puesto”
“debajo” de esta categoría), lo que le llevará a ir progresivamente desarrollando
su posición teórica “definitiva” sobre el asunto. 3.1. Crítica a la posición
dineraria del proudhoniano Alfred Darimon (37,1-50;1; 35,1-46,8) En primer
lugar, Marx expone críticamente la posición de Darimon. En una segunda parte,
critica el juicio de los proudhonianos sobre las medidas tomadas por el Banco
de Francia. En un tercer momento, muestra la causa de los errores del
“dinerarismo” superficial.
Pareciera que “todo el mal procede de la predominancia que
se obtiene al conservar la presencia de los metales preciosos en la circulación
y el intercambio” –cita de Darimon. Es decir, la circulación ha sido puesta
como causa principal de la crisis que se sufre. Marx trata la cuestión en
detalle (37,6-42, 17; 35,6- 39,15), para mostrar la parcialidad en el análisis
económico. Si se deseara culpar de todo a la existencia de dinero metálico, se
debería razonar con mayor coherencia. “A la columna de la reserva metálica y a
la de documentos descontados, [se debería haber antepuesto] una columna sobre
el monto de los billetes en circulación”.54Darimon sólo presenta hechos
tautológicos, y no puede demostrar una causalidad directa entre el aumento de
la cartera (en 101 millones de francos) y la disminución de la reserva metálica
(en 144 millones). “Una disminución en la reserva metálica inferior al aumento
de la cartera se explicaría entonces por el hecho de que al mismo tiempo
aumentó el depósito de metal, o que una parte de los billetes emitidos al
efectuar descuentos no ha sido convertida en metal y sigue circulando, o
sirvieron para pagar los documentos vencidos.” En conclusión: Sus referencias a
hechos económicos no sólo no ofrecen pruebas para sus teorías, sino que ofrecen
muestras de cómo la no asimilación de estos hechos es lo que les permite jugar
con ellos. y su modo de jugar con los hechos revela la génesis de su
abstracción teórica (42,12-17; 39,10-14).
¿Cuál es la génesis de dicha abstracción? Pronto lo veremos.
En efecto, en segundo lugar (42,18-45,15; 39,15-42,7), Marx se dirige al origen
o génesis teórica de la falacia. Para Darimon, el Banco “adoptó una serie de
medidas” a fin de defender sus reservas en metales preciosos, y los sustrajo al
servicio del público “en el momento mismo en que el público tiene más necesidad
de sus servicios”. Pero, al fin, el mismo Darimon reconoce que “las causas que
sustrajeron su metal precioso al banco fueron la mala cosecha y la consiguiente
necesidad de importar trigo del exterior” –que había que comprarlo con metales
preciosos. Marx agrega que ha olvidado la crisis de la seda (y sus compras a
China) y la guerra en Oriente (con prestamos por 750 millones de francos). Es
decir, comienza a reflexionar Marx, se ha producido un déficit “en dos de las
más importantes ramas de la producción” (cursivas nuestras). La “disminución de
la producción nacional” y el “empleo inusitado del capital francés en los
mercados extranjeros” (por la guerra), exigía pagar en el exterior no con
dinero, sino con el oro y la plata misma –moneda mundial reconocida. Todo esto
significó una “disminución absoluta de la riqueza nacional”. La cuestión no se
sitúa –como piensan los proudhonianos– en la necesidad de crear un “nuevo
sistema bancario” que aboliera “el fondo en metal”. La cuestión estriba en
crear nuevas “condiciones productivas y comerciales”. Así pasa Marx al tercer
aspecto (que está en el texto incluido al inicio de este capítulo): “Hemos
llegado así al problema fundamental… ¿es posible revolucionar las relaciones de
producción… mediante una transformación del instrumento de circulación?” y
concluye:
Bastaría la falsedad de esa premisa fundamental para
demostrar una incomprensión igual de la conexión interna de las relaciones de
producción, de distribución y de circulación (45,34-36; 42,24-27). Éstas fueron
las conclusiones del Cuaderno M, en cuanto a la relación entre producción,
distribución e intercambio. Pero allí, como aquí, Marx dará preeminencia al
momento material por excelencia de la producción. Y, por ello, los
proudhonianos no han descubierto la cuestión de “la relación misma de
producción expresada en la categoría dinero (Kategorie Geld)” (46,7; 42,38).
Por primera vez habla en este Cuaderno I de una “categoría”, y al mismo tiempo
relaciona esta “categoría” con la cuestión material: Este problema general de
la relación de la circulación respecto de las otras relaciones de producción…
es curioso que Proudhon y sus compañeros ni siquiera lo planteen (46,23-27;
43,10-15). Aparte de algunas críticas sobre la identificación de la circulación
del dinero con el crédito, etc., Marx continúa durante tres páginas sobre el
mismo tema. 3.2. Pasaje dialéctico de la circulación a la producción
(50,2-61,20; 46,9-55,38) Llamamos “pasaje” al proceso metódico de ir de lo
superficial a lo profundo, de lo complejo a lo simple (camino inverso de la “ascensión”
propuesta en el Cuaderno M). Del dinero a la mercancía, de la mercancía al valor, y, por
último, del valor al trabajo vivo. Debo indicar que no pienso que Marx tuviera
conciencia de este camino que emprende. Pareciera que lo realiza de manera “natural”,
siguiendo la dirección de una reflexión habituada a buscar el fundamento de las
cosas. De todas maneras puede verse claramente esa dirección en su discurso.
Además, muy pronto, se advierte un uso metódico de la abstracción: Para no
confundir el problema introduciendo elementos no esenciales (unwesentliche), es
preciso imaginar una nación en la que existe el free trade del grano (52,28-30;
48,24-26). Como puede verse se descartan variables que producirían “ruido” en
un análisis esencial (de la esencia de la cuestión). a] Del dinero a la
mercancía (50,2-51,36; 46,9-47,33) Para Darimon “el oro y la plata no son
mercancías (Waren) como las otras: como medio universal de cambio ellas son
mercancías privilegiadas y precisamente en virtud de este privilegio degradan a
las demás mercancías” (50,2-5; 46,9-12). La solución a este problema sería:
elevar a todas las mercancías al nivel de dinero, o degradar al oro y la plata
de dinero a meras mercancías. Pero esto es simplemente una ingenuidad: El
verdadero problema es el siguiente: el sistema burgués de cambio ¿no hace
necesario un instrumento de intercambio específico?” (50,22-24; 46,27-29)
De nuevo el método: la parte se explica por el todo. Es
necesario ascender de lo abstracto a lo concreto: el oro como dinero es lo
abstracto (la parte); la totalidad del sistema burgués de intercambio es lo
concreto (el todo). Lo que explica el comportamiento del dinero (una categoría)
(nivel 3 del esquema 5 del capítulo anterior) es el todo concreto del sistema
burgués (nivel 4 del mismo esquema). Si se considera la totalidad del sistema
burgués de intercambio se podrá descubrir que necesita, de todas maneras –
aunque no lo quiera un cierto socialismo proudhoniano– un “equivalente
universal” en la figura de un “equivalente particular” (el oro). Con la
pretendida abolición del dinero no se gana nada, ya que aparecerá otra forma de
dinero en su lugar. La transferencia al extranjero de oro y plata en un momento
de crisis no se explica sólo por el comportamiento del oro y la plata “como
dinero (als Geld)” o “como moneda (als Münze)”, sino “como capital (als
Kapital)” (51,5-6; 47,5-6), y, de todas maneras, en una crisis de producción
interna o por una guerra en el extranjero, se transfiere siempre capital –y el
dinero nada tiene que ver. Es la mercancía la que explica la cuestión: falta de
producción de mercancías en el interior; venta de mercancías improductivas al
exterior –pérdida de capital, por tanto. Marx entonces, para explicar la
cuestión de una crisis dineraria, se dirige a la mercancía (flecha a del
esquema 6) o al capital (flecha b). El déficit no es entonces de oro sino de
capital y trabajo: Una parte de su
capital o de su trabajo invertido no se reproduce: déficit real en la
producción. Una parte del capital reproducido debe ser destinado a cubrir estas
carencias (51,21-23; 47,20-22). Es entonces en el nivel de la producción donde
se encuentra el secreto de la crisis. b] De la mercancía al valor (51,37-59,3;
47,34-53,35) La crisis no se explica en el nivel de la circulación dineraria,
sino en el nivel de la producción, de la mercancía, de “una mala cosecha de
trigo”, dentro del horizonte de una “nación respecto a otra nación” –este tipo
de problema es fundamental para la cuestión de la dependencia entre naciones.
Por falta de producción (trigo) hay disminución de capital “en el interior de
la nación”, de “riqueza (Reichtum)” real, o de otra manera: La capacidad
productiva de su capital se vería disminuida …y disminuiría la suma de los
valores (Werte) poseídos en el país (52,10-11; 48,5-8). Por falta de trigo,
éste aumenta de precio. “La depreciación del oro y de la plata con relación al
trigo es idéntica al encarecimiento del propio trigo.” “Independientemente del
dinero la nación se encontraría entonces ante una crisis general.” Como
conclusión:
La exportación de oro no es la causa de la crisis del trigo,
sino que, por el contrario, la crisis del trigo es la causa de la exportación
de oro” (54,21-23; 50,5-7). De hecho, el monto del déficit con respecto a otras
naciones es necesario pagarlo; pero “las naciones extranjeras aceptan capitales
sólo y exclusivamente bajo la forma de oro”. Esto porque el mero “papel moneda”
no ofrece garantías de “convertibilidad (Konvertibilität)” (55,12; 50,33). El
papel moneda o el billete es el “representante (Repräsentant)” de la moneda en
oro, y por lo tanto se debería poder convertir inmediatamente en oro o plata.
Pero de hecho no es así, y como depende de una decisión práctica o política
(que legalmente se permita esa efectiva convertibilidad), esto nos remite a la
cuestión del valor (diferenciando el valor nominal del real): La
convertibilidad en oro y plata es por consiguiente la medida práctica del valor
de cualquier papel moneda que recibe su título del oro y de la plata … Dado que
el valor nominal es solamente como la sombra al cuerpo, la posibilidad de que
ambos se superpongan debe ser demostrada por su convertibilidad
(intercambiabilidad [Austauschbarkeit]) real (56,33-38; 51,45-52,5). Ahora es
el valor como categoría el lugar del discurso. Y, por ello, una “caída del
valor real por debajo del valor nominal equivale a depreciación. Paralelismo
real, permutabilidad real, equivale a convertibilidad En realidad el dinero es “un signo de valor
(Wertzeichen)” (59,2; 53,34), pero, nuevamente, el valor dice relación aun a
priori fundamental que lo explica y fundamenta. c] Del valor al trabajo
(59,4-61,20; 53,35-55,38) El valor se funda en el trabajo: Una x onza de oro en
realidad no es sino una x hora de tiempo de trabajo materializado
(materialisiert), objetivado (vergegenständlicht)… [Pero] lo que determina el
valor no es el tiempo de trabajo incorporado en los productos, sino el tiempo
de trabajo actualmente necesario (59,12-24; 53,42-54,19). Todo lo que “mide” es
un número. En este caso el trabajo necesario es la medida o número
determinantes del valor (Wertbestimmende…), en el sentido de que si es verdad
que el trabajo es el fundamento del valor como tal, la cantidad de valor dice
relación no al trabajo efectivamente usado (p. ej. de un trabajador inexperto y
muy lento) sino el actualmente necesario (pero en el nivel medio de la
productividad actual). Es decir, por el hecho de que se determina el valor (se
funda) por medio del trabajo, “para mantener su convertibilidad sería preciso
conservar estacionaria la productividad de la hora de trabajo” (59,40-41;
54,23-25). Es decir, al aumentar la productividad del trabajo baja el valor del
oro o plata. De todas maneras hay un fundamento último de la determinación o
medida: El tiempo de trabajo pasado
contenido en una determinada cantidad de oro debe o bien aumentar o bien
disminuir respecto al trabajo vivo (lebendige Arbeit)… Según la ley económica
general de que los costos de producción disminuyen constantemente y de que el
trabajo vivo deviene constantemente más productivo y que por lo tanto el tiempo
de trabajo objetivado en los productos se deprecia constantemente, una
depreciación constante sería el destino inevitable de este dinero-trabajo áureo
(59,37-60,6; 54,21-30). En realidad, detrás del trabajo está un horizonte (que
ya no podría ni denominarse categoría simple) que es el fundamento
absolutamente último de la reflexión dialéctica de Marx: la vida, la vida
humana.55 Por ello, el “trabajo vivo” es aquello que no puede tener valor
porque es la fuente creadora de valor.
Pero Marx no reflexiona sobre esta fuente creadora de valor,
Marx no reflexiona sobre la vida ¿Qué es la vida? Nos llega a decir que el
capital se apropia de nuestra vida pero no llega una reflexión ontológica en la
que la vida, siendo la que le da valor a todo deje de darle valor al capital y es que en el fondo es la vida en su misterio
pascual la productora de todo valor, es esa vida la que va al mercado y se
convierte en capital haciendo el paso del ser 1 dinero →al no ser mercado 0 →para
ser 10 capital, así si la vida no se invierte en el mercado sino en la comunidad,
la vida ya no es apropiada por el capital, pero el dinero promete un valor de cambio
más al valor de cambio lo podemos contra restar con un
valor de uso 10 mercancía en uso ←
capital1← Mercancía 0 provocando así un
desarrollo real que poco tiene que ver con el crecimiento del capital pero para
esto la comunidad debe de reconciliarse y lo uno subrayado con las diferencia reconciliarse,
esto solo es posible ene l fondo ontoteológico más es claro el mundo no es un
texto sino un sistema gobernado cibernéticamente para un sentido predomine, por
esto la redeconstrucción exige la lucha pero una lucha donde nos demos cuenta
que lo uno y los otros son los mismo, esto pasa por integrar al Dios metafísico
de la unidad con los dioses de la diferencia es decir comprender que el color
blanco integra a todos los colores y que el color negro también pero en un no
color y que en el fondo ambos son lo mismo, solo así la comunidad se integra
superando el conflicto develando y
revelando el ser , en cambio en la conciencia de clase jamás salimos del
conflicto, aunque los liberales piensen que excluyendo al proletariado la lucha
de clases se ha zanjado, le proletariado se hace un lumpen proletariado con suficiente poder como para poner en jaque
al sistema.
Concluimos reiterando que nos enfrentamos a un capitalismo cibernético
donde la diferencia en ontológica entre un ciborg que controla sistema pero no
vive y un ser humano capaz en la nada de darse cuenta que está vivo.