Pero a este punto... --Es el concepto mismo de “este punto” el que está errado. Los puntos son puestos por la ciencia, desde Parménides, para establecer desde dónde hasta dónde se mueve algo. Nada se mueve, y hay un solo punto, el punto desde el que se engendran en un mismo instante todos los otros puntos. La ingenuidad de los ocultistas decimonónicos, y de los de nuestra época, consiste en querer demostrar la verdad de la verdad recurriendo a la falacia científica. No hay que razonar según la lógica del tiempo, sino según la lógica de la tradición. Todas las épocas, todos los tiempos se simbolizan entre sí, y por tanto el templo invisible de los rosacruces existe y ha existido en todos los tiempos, independientemente de las fluctuaciones de la historia, de vuestra historia. El tiempo de la revelación última no es el tiempo de los relojes. Sus relaciones se establecen en el tiempo de la “historia sutil”, donde el antes y el después de la ciencia importan bastante poco. --Pero, en suma, los que hablan de la eternidad de los rosacruces... --Son bufones cientificistas, porque tratan de probar lo que en cambio hay que saber, sin demostraciones. ¿Acaso cree usted que los fieles que veremos mañana por la noche saben o están en condiciones de demostrar todo lo que les ha dicho Kardec? Saben porque están dispuestos a saber. Si todos hubiéramos conservado esa sensibilidad para lo secreto, estaríamos deslumbrados por las revelaciones. No es necesario querer, basta con estar dispuestos. --Pero en suma, y perdone una pregunta tan trivial, ¿los rosacruces existen o no? --¿Qué significa existir? --Dígalo usted. La Gran Fraternidad Blanca, llámelos rosacruces, llámelos caballeros espirituales, de quienes los templarios sólo son una encarnación ocasional, es una cohorte de sabios, unos pocos, poquísimos elegidos, que viaja a través de la historia de la humanidad para preservar un núcleo de sabiduría eterno. La historia no sigue un curso casual. Es obra de los Señores del Mundo, a los que nada escapa. Naturalmente, los Señores del Mundo se protegen con el secreto. De modo que cada vez que se encuentre usted con alguien que se dice Señor, o rosacruz, o Templario, le estará mintiendo. Hay que buscarlos en otra parte. --¿Pero entonces esta historia continúa hasta el infinito? --Así es. Ahí está la astucia de los Señores. --Pero, ¿qué quieren que sepa la gente? --Que hay un secreto. Si no, para qué vivir, si todo es tal como aparece. --¿Y cuál es el secreto? --Lo que las religiones reveladas no han sabido decir. El secreto está más allá . Las visiones son blancas, azules, blanco-rojo claras; por último son mixtas o todas blancas, color de llama de vela blanca, veréis chispas, se os pondrá la carne de gallina en todo el cuerpo, todo ello anuncia el inicio de la tracción que la cosa hace con el que trabaja. (Papus, Martines de Pasqualláy, Paris, Chamuel, 1895, p. 92)
El loco
-¡Loco! No comprendo tu ciencia del logos
Loco-Es muy simple: Contempla una manzana y dime ¿Qué es?
-Una manzana es una manzana
Loco-Muy bien descubriste la manzaneidad, es decir la eidad, la manzana tiene como única sustancia la idea, ahora cómetela y dime ¿Que es?
-Energía, azucares en mi cuerpo, carbohidratos
Loco-¡No! No me digas más ideas
-Entonces no te digo nada
Loco- Exacto, la manzana es nada
-¡Total! ¿La manzana es una idea o no es nada?
Loco-No lo sé, de ahí parte la ciencia del logos de la ignorancia y ahí vuelve convertida la ignorancia en Docta ignorancia.
2 comentarios:
Pero a este punto...
--Es el concepto mismo de “este punto” el que está errado. Los puntos son puestos por la
ciencia, desde Parménides, para establecer desde dónde hasta dónde se mueve algo. Nada
se mueve, y hay un solo punto, el punto desde el que se engendran en un mismo instante
todos los otros puntos.
La ingenuidad de los ocultistas decimonónicos, y de los de nuestra época, consiste en querer
demostrar la verdad de la verdad recurriendo a la falacia científica. No hay que razonar según
la lógica del tiempo, sino según la lógica de la tradición. Todas las épocas, todos los tiempos
se simbolizan entre sí, y por tanto el templo invisible de los rosacruces existe y ha existido en
todos los tiempos, independientemente de las fluctuaciones de la historia, de vuestra historia.
El tiempo de la revelación última no es el tiempo de los relojes. Sus relaciones se establecen
en el tiempo de la “historia sutil”, donde el antes y el después de la ciencia importan bastante
poco.
--Pero, en suma, los que hablan de la eternidad de los rosacruces...
--Son bufones cientificistas, porque tratan de probar lo que en cambio hay que saber, sin
demostraciones. ¿Acaso cree usted que los fieles que veremos mañana por la noche saben o
están en condiciones de demostrar todo lo que les ha dicho Kardec? Saben porque están
dispuestos a saber.
Si todos hubiéramos conservado esa sensibilidad para lo secreto, estaríamos deslumbrados
por las revelaciones. No es necesario querer, basta con estar dispuestos. --Pero en suma, y perdone una pregunta tan trivial, ¿los rosacruces existen o no?
--¿Qué significa existir?
--Dígalo usted. La Gran Fraternidad Blanca, llámelos rosacruces, llámelos caballeros espirituales, de
quienes los templarios sólo son una encarnación ocasional, es una cohorte de sabios, unos
pocos, poquísimos elegidos, que viaja a través de la historia de la humanidad para preservar
un núcleo de sabiduría eterno. La historia no sigue un curso casual. Es obra de los Señores
del Mundo, a los que nada escapa. Naturalmente, los Señores del Mundo se protegen con el
secreto. De modo que cada vez que se encuentre usted con alguien que se dice Señor, o
rosacruz, o Templario, le estará mintiendo. Hay que buscarlos en otra parte.
--¿Pero entonces esta historia continúa hasta el infinito?
--Así es. Ahí está la astucia de los Señores.
--Pero, ¿qué quieren que sepa la gente?
--Que hay un secreto. Si no, para qué vivir, si todo es tal como aparece.
--¿Y cuál es el secreto?
--Lo que las religiones reveladas no han sabido decir. El secreto está
más allá .
Las visiones son blancas, azules, blanco-rojo claras; por último son mixtas o todas
blancas, color de llama de vela blanca, veréis chispas, se os pondrá la carne de gallina
en todo el cuerpo, todo ello anuncia el inicio de la tracción que la cosa hace con el que
trabaja.
(Papus, Martines de Pasqualláy, Paris, Chamuel, 1895, p. 92)
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