miércoles, 15 de enero de 2025

¿Es Trump el diablo?

 

¿Es Trump el diablo?

 

Si y no, Trump está acabando con la pos historia y nos está llevando a la meta historia donde pasamos de una modernidad liquida a una modernidad gaseosa pero la gente no reflexiona y no hay una  lectura de   contexto que pueda lograr las coordenadas que nos permita una lectura del fenómeno Trump y llegar a ver la importancia que tiene para nuestra vidas en todo el mundo.

 

 

 

Asi los progresistas no entiende realmente lo que está  pasando y se dedican a deslegitimar la imagen de Trump hablado de su gran ego y otras superficialidades:    

 

Trump es un hombre impulsivo, con un ego por los cielos y ahora respaldado por una validación que le ha dado el pueblo estadounidense a sus ideas y narrativas populistas. Por lo tanto, la tentación y la propensión a radicalizarse serán mayores; ya se ha visto en sus anuncios de cambiar el nombre del Golfo de México, apoderarse del Canal de Panamá y de Groenlandia, así como convertir a sus vecinos en dos estados más de su país.

 

Sin poder comprender porque Trump quiere ir por Groelandia y po el canal de Panama:

 

 

 

 

Groenlandia, la nueva obsesión de las élites: el mapa del futuro bajo el deshielo

Mientras California arde, Trump fantasea con Groenlandia, no por su belleza natural, sino por sus recursos explotables. El deshielo, cuatro veces más rápido en esta región, deja al descubierto uranio, tierras raras y rutas comerciales clave. En lugar de combatir el cambio climático, las potencias miran al Ártico como un negocio más. Si no despertamos, el mapa del futuro será un mundo dividido entre quienes pueden huir y quienes quedarán abandonados al fuego.

 

El proyecto busca que Estados Unidos y Dinamarca entren en negociaciones por Groenlandia a partir del 20 de enero.

El proyecto de ley se denomina 'Make Greenland Great Again Act', informaron las oficinas de los representantes republicanos Andy Ogles, que lidera el proyecto, y Diana Harshbarger.

 

 

https://www.facebook.com/SpanishRevolution/videos/957070796378473

 

Ni tampoco poder comprender esto de la subida de aranceles y la reindustrialización de Estados unidos:

 

 

El dólar cayó frente a casi todas las divisas principales y los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense bajaron después de que Bloomberg News informara de que el equipo económico entrante de Donald Trump está considerando aumentos graduales de los aranceles.

El índice Bloomberg Dollar Spot cayó hasta un 0,4%, mientras que la tasa a 10 años bajó tres puntos básicos hasta el 4,75%. El retroceso del indicador dólar se produjo tras cinco días de avances que le llevaron a alcanzar el lunes un máximo de dos años.

 

 

‘Cobraremos a quienes ganan dinero a costa de nosotros’ Anuncia #Trump nuevo ‘SAT’ para cobrar impuestos a extranjeros.

“Crearé el SERVICIO DE INGRESOS EXTERNOS” aseveró Donald Trump mediante la red ‘Truth Social’, que será el encargado de recaudar aranceles sobre las importaciones extranjeras.

Aunque los demócratas se burlaron inmediatamente de la idea, esta propuesta no ha sido descartada por otras personas.

 

 

 

 

Y entonces caen en pánico y se preguntan:

 

 

¿Están en extinción las democracias?

Las democracias liberales están en franco retroceso desde hace más de una década, mientras se están instaurando sistemas autocráticos en todo el mundo.

Los gobiernos de Orbán, Bukele, Netanyahu, Meloni, Milei, Wilders y ahora Trump nos demuestran que la extrema derecha es la principal amenaza para la supervivencia de los sistemas y los valores democráticos.

En el próximo encuentro de Los miércoles del Grand Continent y el Círculo de Bellas Artes debatiremos sobre estas cuestiones con Steven Forti, autor de 'Democracias en extinción' (Akal), la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, y la jurista María Eugenia Rodríguez Palop.

Fecha:

22.01.25 · 19h

Espacio:

Sala María Zambrano

 

 

 

 

Pero Trump se mueve hábilmente en la nube gaseosa de la internet y va dando golpes y aumentado puntos a su popularidad, sin que ningún progresista le pueda hacer sombra.   

 

El próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha criticado duramente al gobernador de California, Gavin Newsom, por los incendios forestales que azotan el estado. Trump responsabilizó al gobernador por la falta de agua en las bocas de incendio y pidió su renuncia.

Además, calificó las políticas ambientales de California como una muestra de mala gestión. Mientras tanto, los incendios ya han destruido más de 1.000 estructuras, cobrado cinco vidas y dejado varias hectáreas arrasadas.

En su publicación, Trump llamó al gobernador 'Newscum' (que puede traducirse como 'nueva escoria').

 

Y aunque la presidenta de México quiera hacerle frente, al hacerle frente cae en su juego redondita:

 

#ÚLTIMAHORA 🚨| La Presidenta Claudia Sheinbaum respondió a los señalamientos de Donald Trump de cambiar el nombre del Golfo de México, por “Golfo de América”, y explicó que el litoral tiene ese nombre antes de que existiera Estados Unidos. Señaló que Trump está “malinformado”, luego de sus criticas donde señaló que los cárteles gobiernan, “en México gobierna el pueblo”, señaló.

Durante un primer segmento, el historiador José Alfonso Juárez del Real mencionó que el nombre del Golfo de México explicó que este nombre viene de épocas atrás, siendo “un referente náutico desde el siglo 16, antes de que existieran los Estados Unidos”

La mandataria federal, señaló que el Golfo de México es “reconocido, el nombre, por Naciones Unidas; un organismo de Naciones Unidas. ¿Por qué no le llamamos América mexicana, se oye bonito no, verdad que sí?”.

 

 

Más los conservadores que han botado por Trump, tampoco lo leen, celebran que por fin alguien le ponga freno a la posmodernidad   y vaya en defensa de sus valores:

 

 

 

Donald Trump, presidente electo de EE.UU., promete en su primer día de mandato acabar con la "locura transgénero" y mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos.

https://www.facebook.com/rppnoticias/videos/1351393812903840

 

Pero terminan comparando a Trump  con Reagan o con Tacher que son más bien iniciadores del neoliberalismo, cuando más bien Trump es el sepulturero del mismo y aunque se intente usar a Habermas para dar una lectura reflexiva, pensando  ingenuamente que con Trump se va a lograr un punto medio entre globalidad y localidad, la lectura fracasa porque no se entiende el contexto.    

 

 

ADIÓS A TRUDEAU, BIENVENIDA LA SOBERANÍA: EL FIN DE LA ERA WOKE EN AMÉRICA DEL NORTE

América del Norte experimenta un giro cultural decisivo. La renuncia de Justin Trudeau como primer ministro de Canadá y el enfoque soberanista de Donald Trump representan una transición del globalismo hacia una mayor soberanía. Este cambio, que contrasta el desgaste del progresismo extremo de Trudeau con la visión pragmática de Trump, plantea interrogantes sobre el futuro político y cultural de la región.

Bajo Trudeau, apodado “Justin Castro” por su parecido físico a Fidel, Canadá adoptó políticas emblemáticas del progresismo, incluyendo un gabinete paritario y compromisos climáticos, como el impuesto al carbono. No obstante, estas acciones e imposiciones estatales como la eutanasia, el aborto y las cuotas LGTBI, frecuentemente vinculadas a la cultura Woke y la Agenda 2030, generaron tensión social y polarización en Canadá. Los escándalos éticos y una narrativa globalista en disonancia con las prioridades ciudadanas culminaron en la renuncia de Trudeau, marcando el declive de su liderazgo progresista. Ahora, la oposición conservadora busca capitalizar los errores del gobierno saliente, marcando un posible cambio en la dirección política del país.

Por el contrario, Donald Trump propone una política soberanista que desafía el orden globalista preestablecido. Declaraciones como la posible anexión de Canadá como el estado 51 o la compra de Groenlandia refuerzan su enfoque disruptivo. Sus tácticas, desde retóricas ambiciosas hasta el uso estratégico de aranceles, señalan un esfuerzo por reposicionar a Estados Unidos como un líder geopolítico mundial. Esta narrativa soberanista y pragmática sugiere un regreso a prioridades nacionales sobre compromisos globalistas, diferenciándose radicalmente del enfoque adoptado por Trudeau.

Siguiendo la teoría del espacio-tiempo histórico del filósofo alemán Jürgen Habermas, este cambio refleja una revalorización de las identidades y tradiciones locales en contraposición a las entelequias globalistas. Trump capitaliza los valores y normas del “mundo de la vida” de Habermas, que están ligados a la identidad y las tradiciones locales. Esta transición cultural nos hace recordar cambios pasados, como la Revolución Conservadora de los años 80, que vio el ascenso de liderazgos como los de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, quienes priorizaban el pragmatismo y la soberanía nacional frente a ideales globalistas del estado de bienestar y el progresismo.

Para América Latina, este momento es muy importante. La región debe buscar un equilibrio entre soberanía y globalismo, evitando caer en los extremos que han caracterizado a la política norteamericana reciente. Es imprescindible construir liderazgos que, lejos de imponer valores ajenos, fomenten un diálogo para el crecimiento económico y la promoción de inversiones.

La transición en América del Norte ofrece una visión clara: ni el progresismo extremo ni las políticas divisivas servirán para construir sociedades más justas y cohesionadas. “El equilibrio es el secreto de la vida”, y el abandono de Trudeau, así como el resurgimiento de Trump, podrían ser el inicio de un nuevo capítulo donde prevalezcan valores más pragmáticos y respetuosos de la soberanía nacional.

Este nuevo capítulo en América del Norte podría significar el fin de la cultura Woke o quizás su transformación, ofreciendo a Perú y a toda América Latina una oportunidad de reflexión y aprendizaje para evitar la fragmentación y construir un futuro basado en la integración y el consenso. La pregunta que queda es si lograremos encontrar el equilibrio necesario para avanzar unidos hacia un destino común. Las narrativas progresistas no han resuelto los problemas fundamentales como la inmigración, la seguridad y la pobreza. Más bien, los han exacerbado. Por lo pronto, lo que parece unirnos es el deseo solidario de terminar la dictadura de Maduro en Venezuela, que hace sufrir a millones de venezolanos en todo el mundo.

Sergio Bolívar

 

 

Pero otros como Zuckerberg parecen comprender que Trump viene a repontenciar al algoritmo, consolidando así, si es que se puede consolidar al gas, la modernidad gaseosa algorítmica.   

 

 

El efecto Trump remece a la elite zurdo progresista, con este mensaje la red social META manda al tacho a sus verificadores de datos que en el 🇵🇪 lo es la gentita del grupo de LA REPUBLICA, duro golpe para los CAVIARES.

 

https://www.facebook.com/1806226746581430/videos/1632840720960696?idorvanity=775096640956232

 

 

 

 

 

 

¿Qué toca ante todo esto? 

 

 

 

 

Intentar hacer una lectura mucho más asertiva, para esto intentemos plantear el contexto en el que nos estamos moviendo, comprendamos para esto lo que se entiende por modernidad liquida:   

 

 

 

Zygmunt Bauman

Era un sociólogo de referencia, el que había acuñado los conceptos de modernidad líquida, sociedad líquida o amor líquido para definir el actual momento de la historia en el que las realidades sólidas de nuestros abuelos, como el trabajo y el matrimonio para toda la vida, se han desvanecido. Y han dado paso a un mundo más precario, provisional, ansioso de novedades y, con frecuencia, agotador. Un mundo que Bauman supo explicar como pocos.

Bauman había acuñado los conceptos de modernidad líquida, sociedad líquida o amor líquido para definir el actual momento de la historia

Él mismo explicaba sus ideas a La Vanguardia en una entrevista concedida hace dos años en su humilde casa de Leeds, en el norte de Inglaterra, donde vivía desde hacía décadas -y donde la Universidad creó un Instituto Bauman-, tras dejar la Polonia comunista después de una campaña antisemita.

Fijaba arbitrariamente, pero creía que de forma útil, el origen de la modernidad en el terremoto de Lisboa de 1755, al que siguió un incendio que destruyó lo que quedaba y luego un tsunami que se lo llevó todo al mar. “Fue una catástrofe enorme, no sólo material sino también intelectual. La gente pensaba hasta entonces que Dios lo había creado todo, que había creado la naturaleza y había puesto leyes. Pero de repente ve que la naturaleza es ciega, indiferente, hostil a los humanos. No puedes confiar en ella. Hay que poner el mundo bajo la administración humana. Reemplazar lo que hay por lo que puedes diseñar. Así, Rousseau, Voltaire o Holbach vieron que el antiguo régimen no funcionaba y decidieron que había que fundirlo y rehacerlo de nuevo en el molde de la racionalidad. La diferencia con el mundo de hoy es que no lo hacían porque no les gustara lo sólido, sino, al revés, porque creían que el régimen que había no era suficientemente sólido. Querían construir algo resistente para siempre que sustituyera lo oxidado. Era el tiempo de la modernidad sólida. El tiempo de las grandes fábricas empleando a miles de trabajadores en enormes edificios de ladrillo, fortalezas que iban a durar tanto como las catedrales góticas”.

Sin embargo, reconocía, la historia decidió un camino muy diferente. La modernidad se hizo, según el término acuñado con éxito por él, líquida. “Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar. Estamos acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van a devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida. Con los objetos materiales y con las relaciones con la gente. Y con la propia relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen tenemos de nuestra persona, qué ambición permitimos que nos guíe. Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente su Gobierno, como el del Reino Unido, llama a sus ciudadanos a ser flexibles. ¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes”.

La mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas

 

Por supuesto, señalaba, esa situación de perpetua inestabilidad tiene efectos sobre la identidad. “Hace no mucho el precariado era la condición de vagabundos, homeless, mendigos. Ahora marca la naturaleza de la vida de gente que hace 50 años estaba bien instalada. Gente de clase media. Menos el 1% que está arriba del todo, nadie puede sentirse hoy seguro. Todos pueden perder los logros conseguidos durante su vida sin previo aviso”.

Por un lado, decía Bauman, está la “devastación emocional y mental de muchos jóvenes que entran ahora al mercado de trabajo y sienten que no son bienvenidos, que no pueden añadir nada al bienestar de la sociedad sino que son una carga”. Por otro, concluía, “la gente que tiene un empleo experimenta la fuerte sensación de que hay altas posibilidades de que también se conviertan en desechos.

Y aun conociendo la amenaza son incapaces de prevenirla. Es una combinación de ignorancia e impotencia. No saben qué va a

pasar, pero ni sabiéndolo serían capaces de prevenirlo. Ser un sobrante, un desecho, es una condición aún de una minoría, pero impacta no sólo en los empobrecidos sino también en cada vez mayores sectores de las clases medias, que son la base social de nuestras sociedades democráticas modernas. Están atribuladas”.

Y concluía que ante esa circunstancia “hoy hay una enorme cantidad de gente que quiere el cambio, que tiene ideas de cómo hacer el mundo mejor no sólo para ellos sino también para los demás, más hospitalario. Pero en la sociedad contemporánea, en la que somos más libres que nunca antes, a la vez somos también más impotentes que en ningún otro momento de la historia. Todos sentimos la desagradable experiencia de ser incapaces de cambiar nada. Somos un conjunto de individuos con buenas intenciones, pero que entre sus intenciones y diseños y la realidad hay mucha distancia. Todos sufrimos ahora más que en cualquier otro momento la falta absoluta de agentes, de instituciones colectivas capaces de actuar efectivamente”.

 

Pero porque paso esto ¿Cuándo cambiamos de una modernidad solida a una modernidad liquida? 

 

El proceso pos moderno es la clave en la filosofía los sospechosos de la razón  Nietzsche, Fred y Marx no hacen lo que un filósofo hacia antes, e decir reflexionar la realidad ya pasado sino que se lanzan a transformarla y entonces el conocimiento pasa a ser una cosa de la voluntad de poder y dejar de ser estático para ser líquido, Y entonces será la guerra la que define el conocimiento y construya el mundo así las guerras mundiales que son guerras solidas terminaran derritiendo el mundo, y por último la guerra fría con la caída del muro de Berlín derritiendo todo el hielo, permitiendo así  el proceso de globalización donde se logra el flujo del capital por medio de la red informática.

 

Pero ¿Cómo lograr la globalización? ¿Cómo extender la red capitalista occidental? 

Pues deconstruyendo a la cultura occidental en múltiples posibilidades para incluir en ellas a las muchas culturas en una interculturalidad.

Si creíamos que con la caída del muro de Berlín se acababa la historia, con la caída de las Torres gemelas, no reinicia la misma, sino que se da paso a l pos historia donde China, Rusia, y gran parte oriente se resisten a la globalización occidental.

Y desde dentro de la propia cultura occidental se resisten a la globalización.

 

Pero la globalización está  diseñada para diluir toda representación, cualquier que busque una opción sólida como el marxismo al instante es tachado de radical y anacrónico, o una opción como el nazismo es al instante satanizado aun una opción anarquista, ácrata la globalización no la soporta,  porque sabe que cualquier representación puede obstaculizar el flujo el capital, así que la política pasa a un segundo plano, hasta convertirse en un simple problema de gestión.

 

Y todo iría bien diluyendo, toda representación y todo conflicto político en las aguas posmodernas pero el algoritmo de la red como todo sistema trabaja por conflicto.

Así las aguas se empiezan a calentar y se hacen gas donde las moléculas chocan una contra la otra y es que el calentamiento global, la inseguridad, la crisis del 2008, la pandemia, hacen que las redes se conviertan en foros de discusión pero la modernidad ha diluido toda ideología, así que son discusiones gaseosas sin fundamento más que la rabia y la frustración.     

 

De esa Rabia y frustración emerge Trump  y claro le lanza toda esa rabia a los migrantes y a los progresistas que ha diluido a la gran américa.

¿Pero puede lo gaseoso transformar a la globalización? 

No, porque la idea solida de lo liberal sigue actuando  en un fondo ideológico  que el gas no puede tocar pero la idea se degrada a un punto insostenible en la práctica.

¿Qué es lo que quiere hacer Trump en su segundo gobierno?

Al parecer jalar la red y así volver a traer todo el capital a Estados unidos, él está intentado en el gas construir una imagen solida de imperio contra imperio.

 

Es un juego muy peligros pero si alguien le cree al payaso el mundo explota

Tanto en una guerra civil dentro de estados unidos, como en una guerra de redes donde distintos nodos explotarán como ya está  pasando con ucrania e Israel.

¿Se Equivoca Trump?

 

No su lectura es muy racional y comprende el tiempo en el que está  viviendo.

 

La Cultura occidental le dijo al mundo vengan todos serán incluidos y el mundo fue y lleno de inmigrantes al primer mundo  y claro un primer mundo industrial podía recibir a tanta gente y explotarla pero una economía de servicios no, creando un  gran problema y entonces hay que traer el capital y botar a la gente, si Trump entiende  realmente que su gesto es gaseoso hará la simulación con uno y otro ejemplo y dejara feliz a la platea, gozando de una gran popularidad pero si, realmente se le ocurre hacerlo estructuralmente  o alguien le cree su juego, la guerra civil está  asegurada.

  

 La historia avanza dando un paso atrás para dar un paso adelante, Trump es la simulación del paso atrás, como no puede ser de otra forma en la modernidad gaseosa, donde realmente la historia no avanza hacia ninguna lado, cayendo toda en la gravedad del devenir, en su degeneración total, pero si alguien le cree como le creyeron los que fueron a tomar el capitolio tendremos el apocalipsis y veremos caer a toda una civilización.

 

¿Y entonces Trump es el diablo? Al parecer no, pero si alguien le cree y se toma en serio su juego por supuesto que Trump será el diablo   para todo el sistema global.

Y es que después de lo gaseoso viene lo plasmático y ahí sí  que suceden cosas aboliendo por fin todo idea toda diferencia de izquierda y derecha. Toda democracia, dando paso a una real cracia donde la gente   pueda pasar de estar sometida a una dictadura vertical  como estar en la más absoluta anarquía horizontal  y es que realmente es libre.

 


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