La transferencia de la libido al chi
Diacrítica a la teoría del orgón de Wilhem Reich
Si comprendemos la meta estructura entenderemos la transferencia de energía, materia e información, que en la psiquis humana, se transforma en libido, que no es otra cosa que el deseo manejando todas estas trasferencias y cayendo en bucles transferenciales de deseos no cumplidos o de traumas al querer cumplir ciertos deseos, toda la terapia psicoanalítica no es más que hacer salir al paciente de esos bucles trasferenciales ¿Cómo? Fortaleciendo el Yo, tomando conciencia de estos bucles y así transfiriéndolos conscientemente, fortaleciendo el sí mismo logrando una integración del yo con el inconsciente colectivo, tomando conciencia de la estructura del lenguaje para reformular toda nuestra estructura psíquica o fortaleciendo el super yo moralmente o el ello permitiéndole descargar su energía, cualquiera de estas posibilidades es factible según la corriente psicoanalítica, pero Wilhem Reich va mucho más allá, el comprendo que las frustraciones o desequilibrios de la libido producen bloqueos bioenergeticos y entonces no solo hay un blucle transferencial psicológico sino un bloqueo transferencial o desequilibiro bioernegetico y que de lo que se trataría seria de desbloquerar o equilibiar la bioenergía, a esta energía la llama orgon porque de hecho el desbloqueo tendría que ver con el orgasmo y el bloqueo del orgon se debería a una represión patriarcal, fascista.
Muchos dirán que el orgon no existe, de hecho nosotros comprendemos que al igual que el libido que es la energía, es decir la vibración manejada por el deseo, el orgon es equivalente al chi que es la energía manejada por el poder, donde se puede controlar la vibración simbólicamente, equilibrando y desbloqueando la bioenergía.
La gran diferencia con Wilhen es que para nosotros la energía no solo se desbloquea sexualmente sino también materialmente cuando no fluye la materia, la información y la energía cinética o termodinámica o cuando no fluye bioenergeticamente es decir no fluye el chi, o cuando no fluyen las emociones, o cuando no fluye el logos, o cuando no fluye el Espíritu o el ser siendo todos ellos en el fondo lo mismo, habiendo entonces distintas transferencias no solo las del libido o las del ki, siendo la principal la de Espíritu la cual toma las formas del logos en palabras, la de las emociones, la del Ki, la del libido y la de la energía trabajo, por lo tanto una terapia noúmenologica equilibraría y desbloquiaría el flujo Espiritual.
Es importante revisar el trabajo de Wilhem Reich y ver como los bloqueos transferenciales forman el carácter como estructuras acorazadas la cuestión seria derrumbar estas estructuras y crear otras para lograr las transferencias, si nos podemos abrir al mundo espiritual los limites materiales son superados y hay esperanza.
5 . L A INTr.RDEPENDF.NCIA ENTRE CONCIENCIA Y AUTOPERCEPCION
Lo que sigue es un primer intento orgonómico de aproximación al problema de la conciencia y la autopercepcitm. No trata de resolver este gran enigma, el de mayor magnitud de la naturaleza; con todo, parece abarcar de una manera promisoria el problema de ¡a autoconciencia: La conciencia es una junción de la autopercepción en genera!, y viceversa. Si la autopercepcion es completa, la conciencia es también clara y completa. Si la función de la autopercepcion disminuye, también disminuye la función de la conciencia en general, y con ella .se deterioran todas sus funciones, tales como la palabra, la asociación, la orientación, etc. Si la autopercepcion no sufre perturbaciones, pero refleja sólo un organismo rígido, como sucede en el neurótico con bloqueo afectivo, también serán rígidas y mecánicas las funciones de la conciencia y del intelecto. Si la autopercepcion refleja un funcionamiento organísmico embotado, también lo estarán la conciencia y el intelecto. Si la autopercepcion refleja una excitación orgánica débil, remota, la conciencia desarrollará ideas de estar "más allá", o de "fuerzas extrañas y ajenas". Es por esto que los fenómenos esquizofrénicos se prestan tan bien —mejor que los de cualquier otro tipo de biopatía— a una comprensión del problema más difícil y más obscuro de toda la ciencia natural, a saber, la capacidad de la materia viva para percibirse a sí misma y, en las especies más desarrolladas, de tener "conciencia" de si misma. Aunque la autopercepcion constituye conciencia de sí mismo; y aunque el tipo de autopercepcion determina el tipo de conciencia, estas (los funciones de la mente no son idénticas. La conciencia aparece como una función superior, desarrollada en el organismo mucho después que la autopercepcion. A juzgar por las observaciones realizadas en procesos esquizofrénicos, su grado de claridad y unidad no depende tanto de la Tuerza o intensidad de la autopercepcion, como de la más o menos completa integración de los innumerables elementos de la autopercepcióm en una única experiencia del propio ser. En el derrumbe esquizofrénico vemos cómo desaparece esta unidad y cómo, juntamente con ella, se desintegran las funciones de la conciencia. Por lo general, la creación de la autopercepción precede a la de las funciones de la conciencia. Desorientación y confusión constituyen las primeras reacciones a la propia falta de coordinación perceptiva. La asociación de ideas y el hablar coordinado que de ella depende, son las funciones de la conciencia que se desintegran a continuación en el animal human o cuando la desintegración de la autopercepción ha progresado lo suficiente. Aun el tipo de falta de coordinación de la conciencia refleja el tipo de desintegración encontrado en la autopercepción. En la esquizofrenia paranoidea, donde la autopercepción se halla severamente perturbada, están fuera de quicio también la asociación y el habla. En el estupor catatónico, donde el organismo está aguda y severamente contraído e inmovilizado, es regla general el completo mutisrao, es decir, la falta de habla y de reacción emocional. En el cuadro de la enfermedad hebeirénica, donde tiene lugar un lento deterioro y embotamiento de todos los procesos biofísicos, también la percepción y la conciencia están por regla general embotadas, son más lentas y cada ve/, menos eficaces. Así pues, debemos llegar a la conclusión de que las funciones mentales de autopercepción y conciencia están directamente relacionadas, y se corresponden, con ciertos estados bioenergéticos del organismo, tanto en tipo como en grado. Esto permite, en correspondencia, la conclusión de que la esqnizofrenia es una verdadera enfermedad biofísica y no "meramente" de las disfundones mentales se buscaba hasta ahora en lesiones químicas o mecánicas del cerebro y sus apéndices. Nuestro enfoque funcional permite una diferente comprensión de estas interrelaciones. Las disfunciones mentales expresan de manera sorprendentemente inmediata el proceso esquizofrénico de desintegración clel sistema biofísico. Las disfunciones cíe la autopercepción y de la conciencia se relacionan en forma directa con las disfunciones de la función emocional; sin embargo, las funciones emocionales son funciones de la motilidad orgonótica del plasma y no de las condiciones estructurales o químicas. Las emociones son funciones bioenergéticas, plasmáticas, y no mentales, químicas o mecánicas. Debemos ordenar las funciones bioenergéticas, mentales y estructurales de la manera siguiente, teniendo las fimciones emocionales como principio comiin de funcionamiento: 2) funciones mentales i) Emociones bieonergéticas' / \ 3) funciones estructurales y bioquímicas Ninguna otra disposición es posible. Colocar 3) en el lugar de 1) significaría caer en las formas mecanicistas de pensamiento de la psiquiatría clásica, que a nada conducen. Poner 2) en lugar de 1) significaría hacer derivar de la confusión las perturbaciones emocionales y poner las funciones de la mente antes de las funciones del protoplasma. No sería eficaz y sólo conduciría a la metafísica. Tratemos de comprender la relación funcional entre autopercepción y emoción biofísica ( = movimiento plasmático). En mi libro The Cancer Biopatliy he tratado de establecer un cuadro aproximado del desarrollo del niño, tal como sigue: Los movimientos de u n recién nacido no están todavía coordinatlos en UNA función total y en consecuencia no existe en ellos "finalidad" ni "significado". Cierto es, ya están claramente formadas las reacciones de placer y de ansiedad; pero no encontramos aún movimientos coordinados que indiquen la existencia de conciencia total y de conciencia de sí mismo. Debemos suponer que en el recién nacido la autopercepción ya existe y opera en forma cabal, mas no de una manera coordinada, unitaria. Las manos se mueven por sí mismas y también los ojos, que no están enfocados sobre los objetos. Las piernas muestran sólo movimientos carentes de significado y de finalidad, sin relación alguna con los movimientos de otros órganos. Durant e los primeros meses de vida, se desarrolla poco a poco la coordinación de los movimientos independientes y separados. Debemos suponer que se establece progresivamente algún tipo de CONTACTO funcional entre los numerosos órganos; con los contactos más numerosos, comienza a desarrollarse la imidad. Con toda probabilidad no estamos muy lejos de la verdad si también admitimos un desarrollo y coordinación de las funciones de las diferentes percepciones. En consecuencia, sobre la base de que la autopercepción depende del movimiento plasmático, en la existencia uterina y posuterina la autopercepción sería sólo algo brumoso, dividido en numerosas experiencias separadas del propio ser, conforme a la división de los movimientos plasmáticos de los órganos. Al aumentar la coordinación de los movimientos, sus percepciones también se coordinan entre sí, una a una, hasta que gradualmente se llega al punt o en que el organismo se mueve en forma coordinada como un todo y por lo tanto las numerosas percepciones distintas del ser están unidas en una percepción total del ser en movimiento. Hasta ese momento, según debemos concluir, no podemos hablar de vina conciencia plenamente desarrollada. "Finalidad" y "significado" de la actividad biológica parecen surgir como funciones secundarias, concatenadas de cerca con este proceso de coordinación. Tambié n parece depender de su ritmo evolutivo. Va mucho más allá en el animal que en el hombre. El motivo de la diferencia es totalmente desconocido. En el niño humano, la facultad de la palabra no se desarrolla hasta que los movimientos corporales y la correspondiente autopercepción han alcanzado cierta unidad y, con ella, finalidad y significado. Debe advertirse que finalidad y significado derivan aquí de la función de coordinación, y no a la inversa. "Finalidad" y "Significado" son, por lo tanto, junciones secundarias, totalmente dependientes del grado de coordinación de los movimientos de los órganos individuales. Si seguimos en forma lógica, paso a paso, los diferentes niveles de coordinación y las correspondientes funciones del organismo, debemos suponer además que la RACIONALIDAD o actividad poseedora de finalidad y significado con respecto al ambiente y a la propia situación bioenergética, aparece ahora también como función de la coordinación emocional y perceptual. Es evidente que ninguna actividad racional es posible mientras el organismo no se desempeñe como vma totalidad, de manera bien coordinada. Lo vemos claramente en la desintegración esquizofrénica, que constituye la inversa del proceso original de coordinación bioenergética: la racionalidad, la finalidad, el significado, la palabra, la asociación y otras funciones superiores del organismo, se desintegran en la misma medida en que se desintegra su fundamento emocional, bioenergético. Comprendemos ahora por qué se encuentra arraigada la disociación esquizofrénica con tanta claridad en el desarrollo prenatal y posnatal inmediato: toda severa perturbación ocurrida durante el proceso de coordinación organísmica constituye un punto débil de la personalidad en el cual más adelante, en determinadas condiciones emocionales, tiene las máximas probabilidades de asentarse la falta de coordinación esquizofrénica. Lo que en psicoanálisis se denomina "fijación en la temprana infancia" no es en verdad sino esta debilidad siempre presente en la estructura de la coordinacic)n funcional. El esquizofrénico no "hace una regresión a la infancia". "Regresión" es simplemente im término psicológico que sirve para describir la efectividad actual, presente, de determinados acontecimientos históricos. Sin embargo, las experiencias de la infancia podrían no surtir efecto veinte o treinta años más tarde, de no haber en realidad perjudicado el proceso de coordinación del biosistema. Es esta lesión real de la estructura emocional, y no la experiencia sufrida en la niñez, lo que constituye el factor dinámico de la enfermedad. El esquizofrénico no "vuelve al útero materno". Lo que hace en realidad es caer víctima de la misma escisión sufrida en la coordinación de su organismo cuando se hallaba en la amortiguada matriz de su madre; pues ha conservado esa escisión por toda su vida. Son éstas funciones actuales, presentes, del organismo, Y NO HECHOS HISTÓRICOS. LOS Estados Unidos de Norte América no funcionan como lo hacen debido al hecho histórico de la Declaración de la Independencia, sino sólo porque este hecho ha llegado a ser una realidad viviente, presente en la vida de los estadounidenses. La histórica Declaración de la Independencia es efectiva en la actualidad sólo en la medida en que se halla realmente anclada en la estructura emocional de los ciudadanos estadounidenses, y ni un ápice más o menos que eso. La psiquiatria no fué más allá del mero pensamiento y exploración históricos, y por eso ha caído desde el punto de vista terapéutico en un marasmo del que no puede salir. Un recuerdo puede movilizar las emociones actuales en el organismo actual, mas eso no quiere decir que lo haga necesariamente. La medicina orgonterápica no ataca los recuerdos sino el anclaje biofisico actual de las experiencias históricas; en esta forma, trabaja con realidades de gran intensidad, no con sombras de recuerdos pasados. En este proceso de conmoción emocional puede o no desarrollarse un recuerdo. Carece de importancia terapéutica el que lo haga o deje de hacerlo. El factor que transforma la estructura humana de "enferma" en "sana", es la coordinación emocional, bioenergética, del organismo. El reflejo de orgasmo es sólo el indicio más destacado de que se ha alcanzado realmente la coordinación. Respiración, quebrantamiento de los bloqueos musculares, disolución de la rígida coraza caracterológica, son meras herramientas en este proceso de reintegración del organismo. Se los toma a menudo, por desgracia erróneamente, como un fin terapáutico en sí mismos, aun por parte de algunas personas que trabajan en nuestro campo. Tomar equivocadamente meras herramientas del trabajo médico como si fuesen un fin en sí mismas, es resultado de una manera deficiente de pensar, debida a la falta de conocimiento coordinado del organismo, es decir, debido a un juicio estrecho (jue no se adapta a la anchura y a la profundidad de las enfermedades emocionales humanas. Con enfoque tan limitado de los organismos humanos, nunca penetraremos hasta los conceptos bioenergéticos básicos de la orgonomia. Sólo seremos a lo sumo personas que curan o que comercian con la desgracia humana, mas no médicos ni hombres de ciencia. Quisiera prevenir en especial contra los intentos de vencer las biopatías esquizofrénicas si no se ha dominado antes las profundas interrelaciones biofísicas entre emociones y actividades plasmáticas, percepciones y funciones de la conciencia. Estas interrelaciones funcionales eran hasta ahora completamente desconocidas y ocultas. Sólo estamos comenzando a comprenderlas; los enigmas son todavía numerosos. Por lo tanto, al formarse una opinión es esencial la máxima cautela. En el curso de nuestro desarrollo afrontamos el peligro de pasar por alto los problemas básicos del funcionamiento natural, debido al uso poco estricto de los términos. Ya se puede oír a algunas personas diciendo que la orgonterapia no es sino "un trabajo manual sobre los miisculos" o "hacer respirar al paciente', o bien que el hombre sufre de "tensiones". La tendencia del animal humano a escapar a las realidades sencillas, aunque básicas, mediante la verl)aiización de funciones vivas, es tremenda y figura'entre las actitudes más perjudiciales de la vida. No se trata de "músculos", de "respirar" o de "tensión", sino de comprender en qué forma llegó la energía orgónica cósmica a conformar la substancia plasmática móvil, y en qué forma las funciones orgonámicas cósmicas están presentes y activas en el animal humano, en sus emociones, en su pensamiento, en su irracionalismo, en su experiencia más íntima de sí mismo. La disociación esquizofrénica es sólo uno de los ejemplos, si bien muy característico, de las interrelaciones entre los procesos emocionales de la materia viviente y el campo de energía orgónica (o el éter) que la rodea. Esto es lo que importa, y no una tensión muscular. Parece que forma parte de la naturaleza de las cosas el hecho de que lo vivo simplemente funciona, y que se siente satisfecho con el mero funcionar. Reflexionar acerca de su pro|)ia existencia, sobre los caminos y los ¡jorcjué del ser, es una actividad tan antigua como el animal humano mismo; pero parece muy dudoso que sea una necesidad de la vida tanto como lo es el mero vivir. Como quiera que sea, la institución del estado ha reducido todos los intereses humanos a las cuestiones de la mera existencia. Y de alguna manera, el animal humano acepta este punto de vista en masse y como cosa natural. Conocer el terreno en que uno se apoya para sus juicios, es algo esencial para toda conclusión sana. I^o que trato de transmitir aquí al lector es la gran profundidad de las funciones que encontramos en el esquizofrénico. Quiero decir profundidad, no complicación. Las funciones que aparecen en el esquizofrénico, si sólo aprendiéramos a leerlas correctamente, son fmiciones cósmicas, esto es, funciones de la energía orgónica cósmica dentro del organismo, en forma absolutamente abierta, sin disfraz alguno. Ninguno de los síntomas de la esquizofrenia tiene sentido si no comprendemos que en el esquizofrénico se han borrado las líneas fronterizas que separan al Iiomo normalis clel océano orgónico cósmico; en consecuencia, algunos de sus síntomas se deben a la comprensión intelectual de esta desaparición; otros son manifestaciones directas de la funcióit entre la energía orgónica organismica y cósmica (atmosférica). Me refiero aquí a funciones que ligan al hombre y a su origen cósmico en una sola cosa. En la esquizofrenia, al igual que en la auténtica religic»! y en el auténtico arte y ciencia, la conciencia de estas profundas funciones es grande y abrumadora. El esquizofrénico se distingue del gran artista, del gran hombre de ciencia o del gran fundador de religiones, en que su organismo no está equipado o está demasiado escindido para aceptar y llevar a su realización la
gran experiencia
de esta identidad de funciones dentro y fuera del organismo. Al cabo de un período de gran jjroductividad, un artista o un "conocedor" se derrumba en forma psicótica. Era demasiado para poder soportarlo; el homo normalis que ha perdido su primer sentido, ha hecho de la vida algo demasiado duro e insoportable para tales individuos. El derrumbe final én grandes hombres como van Gogh, Nietzsche, Doeblin, Ibsen y muchos otros, es obra del homo normalis. Desviaciones místicas como las de Swedenborg, Lodge, Eddington, Driesch, etc., se deben a la falta de comprensión física de las funciones de la energía orgónica cósmica y organismica.' Y esta falta de conocimiento se debe asimismo a la coraza mecánica del homo normalis
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